Por mi y por todos mis errores – Una vida de bolsillo
Ahora, por fín lo entiendo todo, ya no es realmente necesario pero lo veo más claro que nunca, acostumbrado a caminar al borde de los más escarpados precipicios, sintiéndome como en ese sueño en el cual por más que corras, nunca podrás escapar del peligro, pero, sea como sea, no me arrepiento.
Una personalidad fuerte, mente y cuerpo conectados incluso mucho antes de que supierais de su existencia, una energía abrumadora, para bien y para mal, por supuesto, un corazón arañado desde siempre y, me guste o no, quizá para siempre, todo un torrente de pensamientos inconexos, valores asíncronos, sentimientos helados, amores finitos.
Y si, así empieza todo, con ese vaivén de sentimientos que nadan desorientados y al azar en un lago lleno de futuro.
Al principio nada penetra a causa de la coraza que creemos tener, al cabo de poco tiempo, nos damos cuenta de que dicha coraza no existe y nos dejamos perforar incluso sabiendo que tarde o temprano la herida sangrará gustosa sin miramiento alguno.
Pero, volvamos al principio, por fin, lo entiendo todo, y ¿qué es todo?, pues aquellas noches en vela, el amor puro que se convierte en odio, ese instante en el que sabes que nada podrá ser igual, una vida llena de contradicciones, ese sentimiento de culpa incluso sabiendo que eres la cura de carencias ajenas, ese para siempre que de un día a otro se convierte en hasta nunca, lágrimas, besos, caricias y demás fraudes.
Para mi todo, claramente es igual a Nada.
Por última vez y mediante un corto silencio os pediré disculpas mirando hacia atrás mientras en la inmensidad del desierto, me convierto en un punto y final.
Y ahora, Es aquí donde comienza mi redención, nada ni nadie podrá parar lo que siento en este momento, por fin, hacia mi mismo, crecimiento personal en línea recta por medio de este desierto, el cual no es otro que por el que llevo toda una vida caminando, pero esta vez, la diferencia es que no tengo tiempo a perderme en mi pasado, mi destino me está guiando y yo, no pienso soltarme de su mano.
Por ello continúo con paso firme y con la cabeza bien alta, luchando por los míos, si, aquellos que todavía continúan a mi lado. Aquellos que a día de hoy siguen entendiendo que la primera regla del juego es el respeto, seguimos escondidos en este inerte lugar llamado vida, esperando a que alguien venga a encontrarnos.
Mi ritmo se acelera, lo siento en mi pecho, cuando sino hoy sería el mejor día para sentirme vivo. Siempre consciente de que cualquier día uno puede volver a caer de rodillas hincándolas en el suelo, pero también soy consciente de que con una conciencia tranquila, es fácil levantarse una y otra vez.
Cada día es más obvio que a este mundo hemos venido a jugar, y siempre he sido de los que no me contento con una derrota, así que tras una larga carrera, y llegado al punto de partida, por fin podré decir ‘por mí y por todos mis errores’.
En nuestro apartado PORTFOLIO podréis disfrutar de más VÍDEOS que hemos realizado.